jueves, 3 de octubre de 2013

Un tiempo sin salir de casa...

Tras el trajín de gran parte del verano, quedé bastante tiempo sin salir de casa. Es una pobre excusa, pero sin tener piernas necesitas que alguien te saque para ello. Y para cumplir mi función en la gran mayoría de los casos necesito estar fuera de casa. En honor a la verdad he de decir que sí salí en alguna ocasión, pero nada que realmente merezca la pena contar. En cambio mi dueño sí lo hizo, pero debió pensar que estaba cansada porque en lugar de llevarme con él a la playa se fue con mi madre. A la vuelta no hacía mas que quejarse de que mi madre se usaba mucho peor que yo. Debo haber evolucionado mucho desde la anterior generación. El caso es que mi madre estuvo unos merecidos días en Peñíscola y allí pudo disfrutar de la agradable compañía de unos adorables animalitos.



Y también tubo ocasión de visitar un poco el pueblo en sí aunque debe estar ya mayor pues en viajes que hizo antes de mi llegada trabajaba mucho más. Esta vez poco trabajo tuvo.


Tras estas pequeñas vacaciones mi dueño devolvió a mi madre a su dueño original, con quien se fue de nuevo de excursión. Pero eso es otra historia que además ni siquiera nos compete, pues ni me atañe a mi ni a mi dueño.

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